Hace muchos años (parece que no pero el menda lerenda tiene la mala costumbre de irse haciendo cada día un poco más viejo) en una clase cualquiera de mi carrera, la profesora (que muchos días era como si se hubiera tomado un tripi con las magdalenas) hizo un comentario que en un principio no le hice el mínimo caso (cuántos despistes existen en tu época universitaria), pero que año tras año ha hecho de mi un auténtico PatoWC.
El caso es que la paja mental que se hacía tenía que ver con la siguiente pregunta:
"Cuándo tú entras a un W.C. público y esta un poco sucio... ¿Qué haces?"
Las respuestas no se hicieron esperar, ya que al parecer nos fuimos a juntar unos 35 mostrencos y mostrencas con pocas ganas de tratar temas que nos sirvieran luego para aprobar algún tipo de oposición.
"Yo me voy a otro, ¡Qué asco!" Decía la que iba de limpia (al tiempo que mi colega Ramón que se la había cepillado 2 noches antes me hacía un gesto que insinuaba que el antónimo le pegaba más). "Yo lo limpio un poco y luego intento no sentarme (aunque luego se salga todo por fuera, pensaba la cuatro ojos)" ... y otro variado de respuestas del todo inverosímiles que no merece la pena nombrar (por no ruborizaros, recordad que era época de estudiantes).
El caso es que la tipa (a la que desde aquí le mando un caluroso abrazo) nos soltó lo siguiente:
"¿Y no os habéis planteado el dejarlo mejor que como lo habéis encontrado?"
Me recuerda mucho a la película "Cadena de favores". Si conviertes esa frase en una filosofía de vida, tus pequeños granos de trigo van haciendo granero.
Imagina que te acaban de presentar a una persona, con la que vas a compartir 5 minutos y seguramente no la vas a volver a ver nunca más. ¿Le harías reir? ¿Te esforzarías por que tuviera su momento del día? Imagina un poco más y piensa que lo hicieran muchas personas. Ese sería un mundo muy "guay", con W.C.s públicos límpios, y personas que al sentarse al lado en el metro te contarían un chiste, desconocidos que te regalarían una flor o un libro, o taxistas que te gastarían un broma "cachondona", camareras de discoteca que te sonreirían sin miedo a que les echaras el arpón, y muchos momentos más de 5 minutos maravillosos.
Vaya, vaya con la tipa. ¡Lo que hacen los tripis!... (o las magdalenas).
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