jueves, 29 de octubre de 2009

¡Mantennos informados, nene!

Al mejor de los Fishtros: Marino

La verdad es que cuando Pumba conoció a Timón ninguno de los 2 sospechaba que una superproductora como Walt Disney podría fijarse en ellos para hacer un largometraje, varias secuelas y alguna serie sobre su relación.
Conocí a Marino de manera un tanto insulsa, sin fuegos artificiales ni energías desbordantes, ni nada por el estilo. Se podría decir que fue la típica presentación sosa de narices del plan de: “Marino, Diego, Diego Marino… Encantado… y yo también” y a los 10 minutos le estás preguntando al de al lado como se llamaba (que en muchas de las ocasiones tampoco sabes cuál es su nombre).
El caso es que coincidíamos en varios eventos profesionales y juergas y poco a poco fuimos descubriendo que teníamos cosas en común. Puede decirse que lo primero que observamos fue que el sentido del humor lo teníamos muy similar.
El punto de inflexión fue un crucero “romántico” que hicimos por las canarias. En ese momento la mecha de las narices llegó por fin a toda la pólvora que se había colocado para la ocasión. Y por fin descubrimos que hay reflejos de ti mismo rondando por la vida.
Para mí fue descubrir en ese viaje que no estaba loco, o que por lo menos no era el único que estaba así de loco, que puedes reírte 24 horas al día, que puedes viajar sin tener tensión con tu compañero de viaje en ningún momento, que puedes estar tan compenetrado con alguien que una sola mirada sirva para crear una historia inventada de la nada, que puedes disfrutar hasta comiendo mierda… En fin, que para ser tan poco tiempo, aprendimos ambos muchas cosas sobre la amistad y sobre la vida.
Allí fue cuando esos cabrones de tripulantes nos apodaron como Timón y Pumba, y allí fue cuando nos hicimos pareja artística.
Nene…
Fuiste el Timón de mis opiniones, viendo que opinábamos lo mismo sobre la vida y el humor, que en realidad son la misma cosa.
Cada uno cuando muere, va al cielo que él mismo se construye, para estar el paraíso que siempre ha soñado. En tu caso es un lugar con amigos con los que reírte sin parar y “putear” en todo momento, un lugar dónde hay fiestas en la playa, o en una piscina, o en una discoteca, con muchas "jacas" simpáticas y cubatitas buenos, un lugar con música en directo, con Buenafuente, Rubianes y Chiquito actuando, con un escenario al que subirse y liarla, con espontáneos ajenos al espectáculo que acaben contigo echándose una cola light, con sitios por visitar, lugares donde viajar y sensaciones por descubrir… en fin un lugar exactamente igual al mundo real, porque si has tenido un paraíso ideal, ese ha sido éste, y por eso te da igual donde vayas ahora, porque tú viviste tu paraíso, el paraíso que tú te creaste, y que hiciste vivir a todos los que tuvimos la suerte de conocerte, lástima que no te hubiera conocido a fondo más gente... ¡Ellos se lo han perdido!
Sé que si la cosa hubiera sido al revés hubieras tenido una reacción parecida a la mía. Primero llorar, y luego recordar con una sonrisa en la boca, porque no hubo ni un solo momento malo. Hubieras recopilado todas nuestras conversaciones y hubieras dicho ¡qué cabrón! Me lo has demostrado en vida, y después lo has sentenciado: “Disfruta de cada momento, sé feliz y ríete hasta de tu muerte”.
De las pocas patas de mi banco, dejas una vacía. Esa cojera permanente me recodará que pase lo que pase debo ser feliz- tranquilo que disfrutaré por ambos, nene.
No me quedan más cojones que aceptar que ya no vas a estar, pero no borro tu móvil para que me mantengas informado de la que vas liando.
Que sepas que siempre has sido y serás mi cabrón favorito.
P.D. Espero que esta vez seas el primero en meterle dos flacas al de arriba. Te quiero nene.

martes, 6 de octubre de 2009

Prohibido el Fish en este Hospital



Creo poder expresar que uno de los sitios dónde menos fish se puede encontrar es en un Hospital.

Lamentablemente me está teniendo que tocar vivir en uno durante varios meses (de hecho estas líneas se escriben desde este antro).

Las pruebas son evidentes, cualquiera que haya estado ingresado, o como acompañante lo habrá vivido en sus propias carnes.
Las razones pueden ser varias, desde el triste acomodamiento de los funcionarios (¡Qué triste es la pérdida de pasión en cualquier relación! Aunque sea laboral), hasta el necesario distanciamiento para que no te salpiquen las desgracias y acabes volviéndote loco, pasando por la falta de medios y el estado de tercer mundo del que se queja continuamente el personal.

Pero yo creo que la razón principal, como en toda empresa que se precie sea pública o privada, se pudre en la dirección de los mismos. Dicha dirección estará compuesta por un comité, formado por médicos, algún cargo político, o el enchufado de turno. Viendo sus componentes es de suponer que entre estadística y denuncia, recorte de gastos y bronca política, les trae al pario cómo se encuentra la paciente de la 610. Si a pesar de padecer claustrofobia se le prohíbe abrir la ventana, si los acompañantes no pueden volver a entrar al hospital una vez pasadas las 22:20, incluso si oiga, que la paciente tiene demencia senil y que de nada sirve que echen a sus familiares de la habitación para que el médico le pregunte por sus alergias tranquilamente (con decirle que ella acaba de tener una agradable conversación con John Malkovich se lo digo todo).

El caso es que está perfectamente demostrado con esos estudios científicos que tanto les gustan que el estrés deprime el sistema inmunológico, y que, precisamente cuando estás en un hospital es uno de los sistemas que no te apetece mucho que esté de bajón. Y sin embargo, reparten ansiolíticos a diestro y siniestro.

Menos mal que algunas personas actúan motu proprio y generan pequeños gestos aislados que se podrían acercar a un “pezqueñín”. Son esas acciones las que te hacen la estancia bastante más agradable.

Y pensaremos: “Igual es que están tan pendientes de las labores técnicas que no tienen tiempo para lo demás” ¡JA! Las CAGADAS con mayúsculas que he llegado a ver hasta el momento compungirían el rostro hasta a José Montilla después de un Ictus cerebral. ¡Vaya panda de chapuceros! (son sólo unos pocos -o no-, pero están jugando al tenis con granadas de mano)



Por lo que a mí respecta voy a hacer mi pequeña labor humanitaria personal mientras me encuentre en esta situación. Voy a comprarme unos libros de Fish, los voy a envolver con un bonito papel y lazo de regalo y voy a intentar hacérselos llegar a la dirección.
Con una nota que diga:
Siempre es un buen momento para mejorar.

“Cambiar de horizonte es provechoso a la salud y la inteligencia”
Gustavo Adolfo Bécquer.

No creo en un ser superior, pero por favor Dios, apiádate de mí y que no me tenga que ver en manos de estos inconscientes.