viernes, 1 de junio de 2012

Quiero hacerme viejo para volver a comportarme como un niño

¡Qué importante es jugar y que poca importancia le damos!
¿En qué momento nos volvemos serios? ¿En qué momento nos volvemos tan "gilis"? ¿En qué momento pasamos a ser esos enormes y aburridos humanos que solo saben hablar de problemas?

El momento exacto es en el que dejamos de jugar.

Jugar es una herramienta IMPRESCINDIBLE para el aprendizaje, pero no es de uso exclusivo en la infancia. Debería ser una obligación al llegar a adulto.

Siempre he creído firmemente en la fuerza de romper los esquemas a la gente. Uno está tranquilamente en su parcela, controlándolo todo y de repente surge una situación totalmente inesperada y absurda. Este tipo de situaciones nos hace reaccionar, nos hace ponernos las pilas, buscar alternativas... en definitiva, nos aumenta la inteligencia y nos crea nuevos esquemas y conexiones mentales.

Hay que gastar bromas continuamente, bromear, vacilar... JUGAR en definitiva.
No solo reiremos más, cono todos los beneficios que ello supone, sino que encontraremos el verdadero carácter de los jugadores y tendremos la oportunidad de conocer personas reales, encantadoras y divertidas, que, creedme, las hay.

Por favor, si estás leyendo esta entrada, levántate, ve hacia la persona más cercana, dale un toquecito en el hombro y muy seriamente le dices: "Tú la llevas"; luego vete corriendo. Solo con eso habrás hecho del mundo un lugar un poco mejor.

«Puedes descubrir más de una persona en una hora de juego que en un año de conversación» (Platón)

Os dejo la página que me ha inspirado la entrada de hoy: http://www.kireei.com/inspiracion/el-jugar-no-tiene-edad/


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