martes, 6 de octubre de 2009

Prohibido el Fish en este Hospital



Creo poder expresar que uno de los sitios dónde menos fish se puede encontrar es en un Hospital.

Lamentablemente me está teniendo que tocar vivir en uno durante varios meses (de hecho estas líneas se escriben desde este antro).

Las pruebas son evidentes, cualquiera que haya estado ingresado, o como acompañante lo habrá vivido en sus propias carnes.
Las razones pueden ser varias, desde el triste acomodamiento de los funcionarios (¡Qué triste es la pérdida de pasión en cualquier relación! Aunque sea laboral), hasta el necesario distanciamiento para que no te salpiquen las desgracias y acabes volviéndote loco, pasando por la falta de medios y el estado de tercer mundo del que se queja continuamente el personal.

Pero yo creo que la razón principal, como en toda empresa que se precie sea pública o privada, se pudre en la dirección de los mismos. Dicha dirección estará compuesta por un comité, formado por médicos, algún cargo político, o el enchufado de turno. Viendo sus componentes es de suponer que entre estadística y denuncia, recorte de gastos y bronca política, les trae al pario cómo se encuentra la paciente de la 610. Si a pesar de padecer claustrofobia se le prohíbe abrir la ventana, si los acompañantes no pueden volver a entrar al hospital una vez pasadas las 22:20, incluso si oiga, que la paciente tiene demencia senil y que de nada sirve que echen a sus familiares de la habitación para que el médico le pregunte por sus alergias tranquilamente (con decirle que ella acaba de tener una agradable conversación con John Malkovich se lo digo todo).

El caso es que está perfectamente demostrado con esos estudios científicos que tanto les gustan que el estrés deprime el sistema inmunológico, y que, precisamente cuando estás en un hospital es uno de los sistemas que no te apetece mucho que esté de bajón. Y sin embargo, reparten ansiolíticos a diestro y siniestro.

Menos mal que algunas personas actúan motu proprio y generan pequeños gestos aislados que se podrían acercar a un “pezqueñín”. Son esas acciones las que te hacen la estancia bastante más agradable.

Y pensaremos: “Igual es que están tan pendientes de las labores técnicas que no tienen tiempo para lo demás” ¡JA! Las CAGADAS con mayúsculas que he llegado a ver hasta el momento compungirían el rostro hasta a José Montilla después de un Ictus cerebral. ¡Vaya panda de chapuceros! (son sólo unos pocos -o no-, pero están jugando al tenis con granadas de mano)



Por lo que a mí respecta voy a hacer mi pequeña labor humanitaria personal mientras me encuentre en esta situación. Voy a comprarme unos libros de Fish, los voy a envolver con un bonito papel y lazo de regalo y voy a intentar hacérselos llegar a la dirección.
Con una nota que diga:
Siempre es un buen momento para mejorar.

“Cambiar de horizonte es provechoso a la salud y la inteligencia”
Gustavo Adolfo Bécquer.

No creo en un ser superior, pero por favor Dios, apiádate de mí y que no me tenga que ver en manos de estos inconscientes.

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